En cada rincón de Guanacaste, el aroma a pan recién horneado es más que un simple olor; es un eco de la tradición que resuena en las mañanas de sus habitantes. Desde tiempos inmemoriales, las panaderías han sido el punto de encuentro matutino, donde las familias y amigos se reúnen para disfrutar de un buen café y un pan que aún guarda el calor del horno. Esta costumbre no solo se ha arraigado en la vida cotidiana de los guanacastecos, sino que también ha tejido una red de vínculos comunitarios…
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